En el artículo anterior “la vida es un regalo” quisimos enviar un mensaje de alerta a aquellas personas que sin darse cuenta dedican toda su vida al trabajo descuidando las cosas importantes de la vida. Un mensaje de alerta porque si no hacemos nada al respecto podemos acabar bastante mal o definitivamente acabar con la propia vida. Sé que el mensaje era duro pero tenía razones de peso para hacerlo.
Este post nos lo tomamos de manera más relajada. Queremos hablarte de algo complejo pero hacerlo didáctico y sencillo respondiendo a tres preguntas clave:
- ¿Qué significa realmente cambiar el chip?
- ¿Qué nos impide cambiar el chip, porqué cuesta tanto?
- ¿Cómo hacerlo? 3 claves para empezar.
Vamos al lío.
¿Qué significa cambiar el chip?
Para la mayoría de nuestros clientes cambiar el chip lo describen como cambiar o reeducar su mente para ser capaz de distinguir y dar preferencia a lo realmente importante. Expresado de otra manera, con cambiar el chip expresan cuatro deseos:
- Aprender a darle la importancia justa a cada cosa.
- Tomarse las cosas con más calma (y que no me afecten cuando salen mal).
- Darle a cada cosa su tiempo (o el tiempo justo) y;
- Tomar decisiones sin miedo a lo que piensen los demás.
¿Te has preguntado cómo cambiaría tu vida si supieras hacer todo lo anterior?¿Con cuanto estrés vivirías?¿Cómo mejoraría tu productividad?… Me espero eh, tómate unos segundos para visualizar y saborear esa nueva vida jajaja 😉
Porque la teoría todos la sabemos. Pero ¿qué ocurre en la práctica?
¿Qué nos impide cambiar el chip?¿Por qué cuesta tanto?
La respuesta rápida sería que uno de los principales frenos para cambiar el chip es ese miedo que salía en el deseo cuatro, y claro, gestionar un miedo no es nada fácil. Pero para que lo entiendas un poco mejor veremos todos los factores que intervienen y generan esa complejidad. Te explico a continuación el “patrón de funcionamiento” (simplificado) más común que solemos seguir en nuestro día a día.
Circunstancias: mil frentes abiertos. A diario recibimos un bombardeo externo de presión. Por ejemplo: exigencias y objetivos de productividad muy altos, posiblemente con recursos muy ajustados y muy poco tiempo; interrupciones continuas: teléfono que no para de sonar, quinientos mails por responder, reuniones que se alargan hasta el infinito; personal muy poco implicado, que no hacen caso, que hacen que todo tenga que pasar por tus manos, que te generan un desgaste continuo.
Mentalidad: nuestro foco, atención y energía se concentran involuntariamente en los mil peligros diarios que pueden llegar a ocurrir pues nuestro cerebro está programado para sobrevivir.
Miedo: ante tal magnitud de amenazas se disparan multitud de miedos: a fallar en los plazos, a fallar a los demás, a su opinión negativa, a perder nuestra reputación, perder nuestro trabajo, etc. que nos generan unos altos niveles de estrés.
Acción improvisada: con el alto nivel de estrés permitimos que nos rompan los esquemas, perdemos los papeles, queremos abarcarlo todo, controlarlo todo y nos volvemos locos. Por cierto mi definición de locura sigue las 5 “ies”:
- inestables (mi estado de ánimo depende del entorno),
- impulsivos (tomo decisiones improvisadas sobre la marcha sin pensar),
- ineficientes (trabajo acelerado y me disperso con facilidad),
- improductivos (hago mucho pero nada o muy poco de lo que quería hacer)
- insatisfechos (tengo que trabajar más horas sacrificando mi vida personal).
¿Te sientes identificado? Pues vamos ahora con las soluciones.
¿Cómo cambiar el chip? 3 claves para empezar
Hay dos formas de cambiar el chip (posiblemente más, pero por simplificar). La extrema y la inteligente.
La extrema es la descrita en el post anterior donde la vida te tiene que dar un susto de verdad que te haga sufrir para que dicha experiencia se te quede tatuada en tu cerebro. Desde entonces, por temor a perder la vida, empiezas a verla con otros ojos y las complejas circunstancias de antes de repente se hacen pequeñitas.
Lo bueno del cambio extremo es que si tienes un ritmo de vida muy acelerado, probablemente no tienes que hacer nada, no requiere de esfuerzo, solo dejarte llevar. Bromas aparte, como lo anterior no mola mucho, nos centramos en el cambio inteligente y las 3 claves que te propongo.
#Clave 1: cambia el foco. El cambio de chip que te propongo aquí no tiene nada que ver con priorizar sino con dónde pones tu atención y energía. Así que pon mucha atención en lo que te voy a contar ahora porque voy a enlazar varias ideas muy importantes.
Fíjate en esta cita del filósofo griego Epicteto: “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede” Es decir, lo que te frena en tu vida es lo que te cuentas. Pero a su vez, lo que te cuentas, tu comecocos, depende de la lectura que haces de cada situación. Si seguimos tirando del hilo, la lectura o interpretación de lo que te sucede depende de la actitud. Todo depende del cristal con el que se mire. No es lo mismo estar en modo optimista, realista o pesimista. Y por último, tu actitud o forma de ver las cosas depende totalmente de tu estado de ánimo. Por eso un día lo ves todo de color y al siguiente en blanco y negro. Así que fíjate, lo que te cuentas, la lectura que haces, la actitud que eliges y tu estado de ánimo son solo tuyos. Y todos esos factores influyen directamente en tus emociones, en tus decisiones, en tus acciones y los resultados que obtienes en la vida.
Y perdóname, no pretendía rayarte, solo poner el foco en ti. Tú puedes ser tu peor enemigo o tu mayor aliado. Tienes razón en todas las injusticias que sufres a diario pero luchar contra ellas hasta ahora no te ha permitido mejorar. Las circunstancias y los demás están fuera de tu control. Sin embargo, tus acciones, tus decisiones, tus miedos y tu actitud solo dependen de ti. Tu respons-h-abilidad es la habilidad de decidir ante las circunstancias. Si en vez de poner el problema fuera lo pones dentro de ti, la solución también estará dentro de ti. Te das poder para cambiar tu vida. Así que resumiendo, deja de quejarte por lo de fuera y comienza a mirarte por dentro. Pon el foco en ti.
# Clave 2: acepta lo bueno y lo malo con naturalidad. Hasta hace poco no he descubierto verdaderamente el poder de la aceptación. Es una gran herramienta para quitarte presión, levantar el pie del acelerador y ahorrarte sufrimiento. El ser humano es el único animal que nace con conciencia de que va a morir. Sabemos que en la vida se puede ganar y perder, te pueden pasar cosas buenas y no tan buenas. Las vemos con tristeza cuando suceden a otras personas pero el problema de verdad es lo que sucede cuando nos ocurren a nosotros. Muy pocas personas aceptan que les tenga que pasar algo malo. La reacción habitual es cabrearse, quejarse, lamentarse, compadecerse y sufrir. Y todo por no aceptarlo o resistirse a aceptarlo.
El aprendizaje que te quiero transmitir es que podemos aprender a ver las desgracias de otra manera. Tras cada una de ellas se esconde un gran maestro. En el libro “Las gafas de la felicidad” del prestigioso psicólogo Rafaél Santandreu, me conmocionó el caso de Gennet Corcuera, una chica sorda, muda y ciega estudiante de magisterio que decía: “mi discapacidad no me hace sufrir, puedo estudiar, puedo comunicarme, puedo esforzarme, tengo posibilidades”.
Rafa Nadal, sobre el momento crítico donde tocó fondo hace unos meses expresaba: “me dije que iba a estar con la actitud y la energía adecuadas, aceptando los problemas para poder competir bien en la gira de tierra”. Esto es un ejemplo de lo que se cuenta así mismo un campeón. Cuando le preguntan sobre cómo supera los momentos más duros responde: “estar en un término medio (emocional) me ayuda habitualmente aaceptar las cosas negativas que van ocurriendo y también las positivas”. Ahí deja claro que para aceptar la realidad que nos toque vivir es importante gestionarse uno a sí mismo para mantenernos bien anímicamente. Y por último su actitud y filosofía ante su pasión, la que él ha elegido: “respeto al deporte, al rival y a la competición, porque al final sales ahí, y puedes ganar o puedes perder. A partir de esa aceptación, se encara todo de una manera más adecuada. Amén.
Resumiendo. Acepta que hay muchas circunstancias que no se pueden cambiar y acepta que no se puede cambiar a los demás sino quieren. Al final lo importante no es lo que te sucede, sino la lectura que haces, la importancia que le das, si lo aceptas o no y como decides gestionarlo.
#Clave 3. Decide cambiar. Por decidir no me refiero a “tengo que hacerlo”. Ese tengo implica obligación y presión. Si te tienes que presionar hay algo ahí dentro que no encaja. Tampoco me vale el “quiero cambiar” porque el quiero transmite voluntad de cambio pero no convicción, seguridad y confianza por lo que cualquier excusa razonable te derrotará. Por decisión me refiero al “voy a cambiar”, con determinación, como una promesa, porque no vas permitir que nada ni nadie te frene. Todo lo que no sea esto último es engañarte a ti mismo. Fíjate que tomar una decisión es como programar tu mente, estás asumiendo un compromiso contigo mismo, estás fijando un objetivo.
Retomo del post anterior el extracto donde Rafa Nadal decía: me prometí que hasta aquí y desde esa promesa que me hice a mí mismo avancé. Otro caso inspirador es el de Jean Domique Bauby, un redactor jefe de una prestigiosa revista que a los 44 años, cuando la vida le sonreía, sufrió un derrame cerebral que lo dejó paralizado para el resto de su vida. En su libro La escafandra y la mariposa cuenta que un día decidió dejar de compadecerse y ésa decisión fue la puerta hacia su nueva vida donde comenzó a ser feliz.
Espero de corazón que estas líneas te sean de utilidad. Cambiar el chip es algo complejo pero aquí me tienes para ayudarte. Por favor no dudes en preguntarme lo que quieras. Es más, agradecería de corazón cualquier opinión, crítica o sugerencia, cualquier información me será muy útil. ¿Por qué?
Tengo un nuevo proyecto que me hace mucha ilusión. Por primera vez estoy diseñando una formación online muy potente donde estoy volcando toda mi experiencia. Una formación para desarrollar la fortaleza mental de empresarios y directivos. Un entrenamiento donde quiero enseñar de manera muy práctica el cómo manejar la mente, las emociones y la energía para ganar control sobre uno mismo, reducir niveles de estrés, vivir menos cansado, dormir mejor, ser más eficiente con tu tiempo y disfrutar más de todo.
El último directivo con el que he trabajado esta materia, que en realidad me inspiró para este post, me envió un correito hace unos días con este mensaje: Nunca pensé que con 51 años fuera a cambiar tantos hábitos. Antes del curso, por mi forma de ser, iba un poco a la improvisación. Ahora me paro, pienso y actúo. Disfruto más de mi trabajo porque me controlo mejor a mí mismo”. No te puedes ni imaginar lo que se siente cuando una persona te cuenta eso.
Y se me ocurre según escribo estas líneas, igual es una locura, que dios me pille confesado jajaja.. (ya decía yo que estaba muy relajado! será el calor 😉 Si has llegado hasta aquí leyendo, que este post se me ha ido de las manos, te mereces un regalo, así que…a los 5 primeros que tengan el detalle de enviarme un correo para darme su opinión sobre este post les voy a regalar ni más ni menos que una sesión de coaching online via Skype de dos horas! Sí dos horas, una sesión personal valorada en 500€
Espero no pasarme. Dos horitas donde podamos profundizar en los temas de este post para que lo puedas poner en práctica o alternativamente trabajar en el aspecto que sea más importante para ti. Prometo dejarme la piel para que te sea realmente productiva y sea un tiempo bien invertido. Así que no me enrollo más.
Escríbeme a vpacheco@activatalento.com e igual nos vemos en unos días por Skype. Muchas gracias por adelantado y feliz día!
Víctor Pacheco